!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> inter shitty 2073: septiembre 2005

inter shitty 2073

El blog las verdades relativas, las reflexiones estúpidas y las referencias idiotas. Donde las cosas se aprenden desordenadamente.

30.9.05

Homenaje al cuadrado: conexión Liverpool - Springfield y III

Hoy, por fin, cuelgo la última entrega-despiece del "Cuarteto vocal de Homer". Recuerden que este post completa la trilogía comenzada hace unos días, por ello os dejo, antes de nada, los enlace a la primera y segunda entregas de este delirio fan.


Dejamos el destripe con la disolución de los ya míticos Sol Fa Mi Das. Y retomaremos la historia a partir de ahí. Pero antes, voy a rescatar otro gran momento homenaje que en el último post se escapó. Uno de los momentos más emocionantes de la vida de Homer. Lo pueden apreciar en la imagen superior. No, esta vez no tiene nada que ver con nada beatle, pese a que sea George Harrison el que aparezca con el patriarca de la familia mostaza. El motivo de su emoción lo deben buscar, más bien, en el pastelillo que George tiene en su mano. En la fiesta de los Grammy, había toda una fuente repleta de ellos. No me digan que la postura de ambos en la imagen no tiene gracia. Parece que Homer le quisiera comer a Harrison un dedo, o algo así.



Pero volvamos al presente en Springfield. Después de narrar a sus hijos la historia y mandárlos a la cama, Homer siente esa nostalgia fácilmente reconocible por todo aquel que alguna vez tuvo un grupo musical que tuvo tres semanas de fama y desapareció para siempre. Una llamada por teléfono es suficiente para reunir, más de un lustro después, a aquel grupo vocal. Como no podía ser otra forma, el homenaje a The Beatles concluye con uno de los episódios más míticos de la última etapa del grupo. El famoso concierto en la azotea del edificio donde Apple, la compañía discográfica creada por la banda, tenía sus oficinas, en el West End londinense. En 1969, después de tres años sin dar conciertos, se planteó la grabación de un álbum en directo que a la vez sirviera para filmar una película documental que recogiera el proceso de gestación de un álbum. El proyecto que fue titulado en un principio Get Back, por eso de la vuelta a las raíces, acabó convertido en el controvertido álbum póstumo de la banda Let it be. Si dijimos en el anterior post que Abbey Road fue el último álbum de la banda es porque fue el último en grabarse. Pero Let it be, al ir acompañado del proyecto audiovisual y por ir envuelto en una agrísima polémica personal entre los cuatro muchachos, apareció en 1970 cuando la banda ya había hecho pública su disolución.


El caso fue que se había proyectado un gran concierto que terminara con la película, el álbum y quién sabe si también la banda. Entre las opciones que se barajaron había algún delirio mayúsculo como la de grabar la actuación en las ruinas de un anfiteatro griego. Al final, se escogió la azotea del mentado edificio de Apple en Londres. El 30 de enero de 1969 The Beatles dieron su último concierto juntos en un tejado. The Be Sharps, en un claro arrebato de sentimentalismo, tocaron años después de su disolución sobre el edificio de Moe's Cavern, el garito que años atrás les había visto nacer como grupo.



Como las imagenes hablan por sí solas, no voy a añadir mucho más a esta consecución de post con la que, espero, hayan disfrutado. El final de este grandísimo episodio reproduce la estética que podemos ver en el filme Let it be. Desde la vestimenta del grupo, hasta el accidental público, que atónito se pregunta de dónde viene esa música celestial, nunca mejor dicho. ¡Hasta el viento que agita las melenas de los músicos! El concierto original se frustró con una rápida intervención de la policía inglesa. En el homenaje de dos dimensiones el jefe Wiggum, que antaño recordarán perteneció a la banda vocal, pide a su fiel agente Lou los gases lacrimógenos. Como gran broma final, George Harrison reaparece justo al final para asomar la cabeza por la ventana de su limousina y espetar "esto ya se hizo".


Con esto concluye esta trilogía que ha acercado dos de mis universos favoritos: Liverpool y Springfield. Espero disculpen la chapa, pero ya saben ustedes, que cuando uno habla de lo que le apasiona corre el riesgo de ser pesado. Pero eso no importa. Sé que ustedes comprenden y valoran el arrebato freak, este monumento a los conocimientos sin utilidad práctica. Por eso me alegro haber compartido con ustedes estas pequeñas chorradas. La primera vez que visioné el capítulo que he descuartizado en tres entregas ya estaba escrito que algún día tendría que pegar este post.


28.9.05

Homenaje al cuadrado: conexión Liverpool - Springfield II

Continuamos con nuestra particular conexión Liverpool - Springfield, rescatando todos (o casi) los homenajes que The Simpsons dedican a The Beatles en el capítulo "El cuarteto vocal de Homer". Si no leyeron el primer post aquí tienen el enlace, aunque, ya saben, solo tienen que mirar un poco más abajo.

Nos habíamos quedado con la formación definitiva de los Sol Fa Mi Das. El cuarteto vocal compuesto por Homer, Skinner, Burney y Apu. Sin adentrarnos, todavía en el espeso mundo de las anécdotas beatle, hay un par de gags fantásticos a la vuelta del Mercado de Intercambio que también voy a destripar. Bart confunde una pipa para fumar marihuana (bong para entendidos como ustedes) con un sujeta lápices. Es una chorrada, lo sé, pero me hace gracia, y seguramente a ustedes también. De referencias a la droga en la serie también se podrían hacer mil post, por cierto. Y, más tarde, retomando el relato musical, vemos a Homer en pleno proceso compositivo. "La caja de Al Capone no estaba vacía, aunque la culpa no era de su tía". Pese a lo pegadizo de la tonada, el cabeza de familia, tan escrupuloso y perfeccionista como suele ser, no se conforma con el resultado. Cuando Marge le enseña una de esas míticas pegatinas tan pop de "Baby on board", Homer encuentra la verdadera inspiración. "Bebe a bordo, este tio me cae gordo... Vaya, esto se escribe sólo".



Bebé a bordo será el primer éxito de Be Sharps. Como bien predestinará el manager del grupo, Nigel: "Chicos, acabáis de grabar vuestro primer número uno". Y aquí seguimos con los guiños. Cuando The Beatles se empeñaron en que su segundo single fuera una canción compuesta por ellos mismos, Please please me, a su productor, el venerable George Martin no le hizo mucha gracia. Él ya tenía un tema preparado para ellos. Pero cuando asistió a la grabación, arrepentido por su enfado, les soltó a los cuatro lo mismo que Nigel. "Tenéis vuestro primer número uno". Y así fue. La fama llama a la puerta de Be Sharps. Pero como también le pasó a The Beatles, no todo serán alegrías. Según aconseja el manager a Homer, éste debe mantener su matrimonio en secreto: "Verás, muchas mujeres querrán acostarse contigo y, claro, debemos dejarles creer que pueden". Homer responde tajante: "Bueno, Marge es muy comprensiva, si se lo explico así seguro que lo entiende". Y he aquí otra referencia al universo Liverpool. John Lennon tuvo que esconder, durante sus primeros años de fama, su matrimonio con su primera mujer, Cynthia. La razón, bueno, Nigel la ha explicado claramente.



Ya en la cresta de la ola, los Be Sharps viajan a Nueva York. En el aeropueto Kennedy les esperan la prensa y miles de fans histéricas. Aquí se retrata un episodio historico en la biografía de The Beatles. Su "conquista de América". Por el hecho, comentado en el post anterior, de que hacía años que un músico británico no triunfaba al otro lado del Atlántico, la banda no quiso dar su primera gira americana hasta tener un número uno en las listas de aquel país. Precisamente unos días antes de embarcarse en tal cruzada, estando en París, el ambiguo manager Brian Epstein les comunicó a sus cachorros la buena noticia. I want to hold your hand era número uno en la prestigiosa Billboard. A su llegada al JFK, la juventud americana estaba a sus pies. Miles de personas les recibieron en el aeropuerto. La ola de locura e histeria era inédita. Aquellos días de febrero de 1964 marcaron un hito en la cultura popular y en la conocida como sociedad del bienestar. Con su llegada, The Beatles actuarían en el show de Ed Sullivan, de costa a costa, para la mayor audiencia televisiva de toda la historia de los USA. Otro hito inequívoco. En las imágenes superiores podemos apreciar el gusto por reflejar al detalle en dibujos animados lo que las cámaras de televisión de entonces pudieron filmar. También lo pueden comprobar más abajo.



También se refleja con bastante gusto y fidelidad es la rueda de prensa que Ringo y compañía concedieron unos momentos después de su llegada a la "tierra de las oportunidades". Luciendo un inmaculado, pero gamberro, sentido del humor inglés, estos cuatro jovenzuelos cautivaron, con sus respuestas ingeniosas, a la prensa estadounidense. En "El cuarteto vocal de Homer", esta parte no tiene desperdicio. A la pregunta, de un periodista de esos con el mítico gorro con la palabra PRESS, a Apu acerca de sus supuestas raíces hindús, éste responde: "le juro por los numeroso brazos de Vishnú que eso es mentira". Otro informador ávido de escandalosos titulares pregunta a Burney cuándo se incorporó éste a la banda. Nuestro alcohólico y entrañable amigo, en un alarde de sinceridad propio de un borracho, contesta: "cuando estaba en el retrete". La prensa se descojona. He aquí un extracto de la rueda de prensa que dieron The Beatles. "Cantadnos algo por favor", sugiere una periodista. "No", responden los cuatro al unísono. "Primero queremos la pasta", matiza Harrison. "¿Es cierto que lleváis peluca?", pregunta otro journalist listillo (las preguntas sobre sus cuestiones capilares eran muy comunes en la época, como también se pudo ver en la rueda de prensa concedida en Barajas en su única visita a España). "Somos todos calvos", responden ellos. "Y sordomudos", añade Lennon. "¿Sois de carne y hueso?", otro que tal. "Ven a tocarnos". Y así continúa. En el primer film que grabaron a las órdenes de Richar Lester, A Hard´s Days Night (conocido en España como Qué Noche la de Aquel Día, se parodian estas entrevistas absurdas. "¿Cómo encontrasteis América?" "A la izquierda de Groenlandia". Pues eso.



De vuelta al presente Homer desempolva sus viejos recuerdos de aquellas cinco semanas de fama cuasi warholianas. Un montón de trastos promocionales hacen las delicias de la familia, curiosamente reunida en paz y armonía. The Beatles ingauguraron ese fenómeno del merchandising que tantos réditos ha dado más tarde a tipos como George Lucas, entre muchos otros. Tazas, maletines pequeños de latón de esos en los que los americanos se llevan su almuerzo para el break, espuma de afeitar con las figuras de los cuatro componentes de la banda de vocalistas. Todo un mar de fetiches inéditos para Bart y Lisa, que se plantean la veracidad del relato mostrando la extraña evidencia de que ellos nunca habían oído nada de eso antes. Bonitos juegos de guión, por cierto. El primogénito pregunta: "¿metisteis la pata como los Beatles y dijisteis que erais más conocidos que Jesús?". Homer responde: "qué casualidad, ese era el título de nuestro segundo LP".



El segundo trabajo de los Sol Fa Mi Das, "Bigger than Jesus", contaba con una portada sospechosamente idéntica a la del último LP de The Beatles, "Abbey Road". He aquí, en un sólo fotograma, un bonito juego de homenajes intertextuales. Ya sabréis la conocida machada que Lennon le regaló a una periodista británica amiga suya: "somos más populares que Jesucristo". En seguida, el liverpooliano tuvo que recular. En la gira americana que dieron tras esa cagada de libro, que hoy hace las delicias anecdóticas de frikis como un servidor, miles de ultracatólicos (como los que hoy aupan a Georgito al poder) recibieron con palos e insultos a esos cuatro pillastres drogadictos que tocaban música del diablo. Para más señas, el Ku Klux Klan programaba quemadas populares de LPs y merchandising beatle. Muchos de aquellos anormales hoy se arrepentirán de haber dejado consumir por las llamas piezas por las que muchos pagarían hoy sumas indecentes de dinero (no me incluyo entre esos, que conste). Mofándose de esta historia, en vez de cruzar un paso de cebra, Be Sharps caminan sobre el agua. Aparte de esta hilarante broma, podemos apreciar cómo se cuida hasta el más mínimo detalle para que la portada de "Bigger than Jesus" reproduzca los detalles que hicieron mítica la cubierta de "Abbey Road". Desde la composición, imitando la figura de los árboles y los cuatro muchachos dispuestos de la forma en que pueden ver; hasta aquellas complejas pistas que, según algún periodista humorista y listillo, cercioraban su teoría de que Paul McCartney había muerto en un accidente de coche en 1966, siendo suplantado por un tal Campbell. Así Burney, que ocupa el puesto original de McCartney, el segundo por la izquierda, lleva el paso cambiado al de sus compañeros, va descalzo y, creo divisar, tiene un cigarrillo en su mano derecha. La historia de la supuesta muerte de Paul, la mayoría ya la conoceréis, se la contaré con pelos y señales algún día, sólo si ustedes me lo piden.



Sobre estas líneas podemos apreciar, igualmente, cómo la contraportada del segundo álbum de la banda de Homer es clavada a la del mítico "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band". Lo de que McCartney estaba de espaldas, como Homer, que enseña la mejor de sus sonrisas, creo que tenía que ver también con las famosas pistas. Sobran más comentarios.



Los Sol Fa Mi Das tocan techo cuando se le concede el Grammy al mejor grupo vocal. Fantástica la parodia que se hace a los "óscars de la música" en esta secuencia, como apuntaba ayer Horroscope en los comments. En la cúspide de la fama, Homer añora, desde el balcón de su lujosa habitación de hotel, sus días de dulce alegría familiar. El premio no significa nada, para él. Pero tampoco para el botones que le viene a traer una cara botella de champaña. "Un Grammy, puafff". El premio se arroja por la ventana, pero es devuelto por un enfadado transehunte al grito de "No arrojen basura". Quién les iba a decir a Apu, Burney y compañía que aquel iba a ser el principio del fin de sus carreras. Las imágenes hablan por sí solas. Como todo grupo mítico que se precie, los Sol Fa Mi Das, experimentaron la típica batalla de egos. Después de interpretar desganados un horrible tema que supone todo un punto de inflexión negativo en sus dotes compositivas, Apu reprocha a Homer "Esta es peor que la tuya de Mr.T". Tienen barba, ojeras y resaca. La fama saca lo peor de cada uno. Que se lo digan a John y a Paul. Mientras tanto Burney ya vive totalmente ajeno a la rutina del grupo. Como buena estrella pop ya tiene suficiente con su nueva novia, una sospechosa artista conceptual japonesa. Evidentemente Yoko tenía que salir por alguna parte. Y, como suele ocurrir cuando se la menta, es porque las cosas dentro de un grupo de conocidos van mal. Está por comprobar que el mítico título de la colección de Astérix, La Cizaña, estuviera también inspirado en la controvertida de la culpable por antonomasia. También como Lennon, Burney se deja llevar por el eclecticismo de todo a 100 de su nueva compañera y graba un tema que espera que evite que el cuarteto suene a trillado. Nuevas experiencias, lo llama. La cinta escupe una horrible composición que augura malos tiempos para la bada. "Numelo ocho (eructo) Numelo ocho (eructo) Numelo ocho (eructo)... hasta la saciedad". En LP "The Beatles", conocido popularmente como Álbum Blanco, en el penúltimo corte del segundo disco (era doble) aparece un oscuro tema compuesto por esas ramplonas y excéntricas ansias de renovación made in John & Yoko. El despropósito se llamó "Revolution 9". Por si no la han escuchado, es bastante parecida a la versión del alcohólico preferido de América. Durante nueve minutos, una voz masculina repite la consigna "number nine" y suenan de fondo cosas raras. En una estancia en Londres descubrí que los lectores de la revista musical británica Uncut situaban, previa votación, esta canción dentro de las mejores 50 de los de Liverpool. Seguro que aquellos que votaron confiesan en círculos íntimos que, en realidad, ellos comprenden el significado que quiso dar el autor. Yo, sin más, les digo que si esa canción fue alguna vez publicada en una compañía no independiente es porque eran los Beatles, y fuera.

Como se pueden imaginar, para aquel entonces, la banda estaba acabada... Pero no los homenajes en el capítulo... je, je. No se preocupen, con esto ya acabo por hoy. Pero no se pierdan la siguiente entrega, que será afortunadamente la última. Mañana o pasado acabaré de joderles el capítulo por completo. No me lo agradezcan...

23.9.05

Homenaje al cuadrado: conexión Liverpool - Springfield I

Hasta ahora no me había atrevido a postear nada relacionado con The Simpsons, quizá la mejor serie de televisión de todos los tiempos. Los motivos son obvios. Si echáis un vistazo por unos cuantos blogs os daréis cuenta de que se ha dicho casi todo lo que se puede decir acerca de esta fantástica sitcom. Ya sabréis, sin llegar más lejos, del mítico simpsonario del Blog Ausente. Hace poco, Dr.Benway publicó entre sus archivos este post dedicado a uno de nuestros antihéroes favoritos, Homer Simpson. Pero si traspasamos las fronteras de la blogosfera más cercana hay millones de páginas con imágenes, comentarios, guiones... The Simpsons llevan quince años en antena, y han sido una serie de culto desde su primera temporada. Como para no haber hecho correr kilolitros y kilolitros de tinta virtual.

Hace poco aparecía reseñada en un periódico esta web dedicada a nuestra familia color mostaza preferida. Aquí podéis encontrar muestras de los continuos guiños y homenajes que The Simpsons han ido regalándonos todos estos años al mundo del cine. Precisamente de esta página ha surgido la idea para la elaboración de este post.


Una de las listas-freakies que más me costaría elaborar sería la de los 10 capítulos de The Simpsons de isla desierta. Pero, sin duda, "El cuarteto vocal de Homer" estaría entre esa decena de episodios mágicos. Porque si, como decíamos, una de las constantes de esta serie es la de incluir todo tipo de guiños y homenajes a la cultura popular, este capítulo es, para mí gusto, el padre de todos los homenajes. Todo un capítulo dedicado a The Beatles. Pero antes de meternos en faena, una pequeña introducción.

La lógica catódica impuesta en nuestro país ha hecho que The Simpsons sea un referente de la llegada de la hora de comer desde tiempos ya inmemoriales. Qué lejos quedan aquellas emisiones semanales, casi clandestinas, a las 11 de la noche los miércoles en La 2, a principios de los 90. Cuando todavía se reseñaba la serie con el epígrafe "dibujos animados para adultos". Con la compra de los derechos por parte de Antena 3, y después de unos años de emisión a las ocho de la tarde, algún grupo de programadores avispados encontraron la franja horaria perfecta para The Simpsons. Cada día a las dos de la tarde alguna becaria subempleada en Antena 3 y encargada de la continuidad de la cadena da la vuelta a la cinta beta donde conservan todas las temporadas y pincha el par de episodios cotidianos. Así será, por lo visto, hasta el final de los días. Ya lo habíamos comentado alguna vez, en las televisiones han encontrado la cinta sin fin. Hagan la prueba y siéntense cada día a la misma hora frente a la pantalla. Podrán experimentar lo que nuestra semi divinidad Bill Murray en la descollante Atrapado en el tiempo.

No se podían imaginar los mentados programadores el éxito de incluir la mítica serie en esa franja horaria. En verano, navidades y semana santa, The Simpsons, por norma, ocupa religiosamente hasta dos y tres puestos entre los programas más vistos cada semana. Hace semanas lo podían ustedes comprobar en los medidores de audiencia. Aunque los capítulos emitidos hayan sido repetidos hasta la saciedad el público de la familia preferida de América es fidelísimo. Aunque no tienen todo el mérito los programadores. Si la gente sigue viendo capítulos emitidos 50 veces es porque The Simpsons es, probablemente, la serie con mayor densidad de gags por minuto de emisión. En los buenos capítulos casi hay un chiste por fotograma. Y porque, aparte de las millones de cumbres del humor desplegadas en cada capítulo, es una serie con millones de lecturas. Y es aquí cuando retomamos los mentados guiños y homenajes.

The Simpsons es una serie con mil lecturas porque tiene bromas para todas las edades. Pero también porque tiene cantidades ingentes de guiños pop. Tantos, que la mayoría se nos escapan. Es como un pozo sin fondo de referencias de la cultura popular difícilmente abarcables. Cada vez que la cinta beta de capítulos de los Simpsons da la vuelta en los reproductores de Antena 3, un servidor es un poco más sabio en cultura popular y puede descifrar más guiños. Pero siempre se me seguirán escapando algunos. Si todos aportáramos nuestro granito de sabiduría popular podríamos decodificar cada homenaje incluido en esta mítica serie televisiva. Por eso, como si uno puede presumir de conocer algo, este algo son The Beatles, voy a intentar serviros todos los recobecos-homenaje incluidos a la banda de Liverpool en "El cuarteto vocal de Homer". Además, por una vez, dormiré bien tranquilo destripando sin piedad este capítulo. No me cabe ninguna duda de que si ustedes son seguidores de la serie lo habrán visto mil veces. Sólo espero que lo que detallo a continuación merezca la pena después de esta introducción, que pretendía ser somera. Tomen aire...

"El cuarteto vocal de Homer" es el primer capítulo de la quinta temporada. Concretamente la Fox americana lo emitió, por primera vez, el 30 de septiembre de 1993. Jeff Martin es el guionista y Mark Kirkland su director. Como ya sabréis, la acción comienza en el Mercado del Intercambio de Springfield. Marge vende sus estupendos lienzos, entre los que se incluyen clásicos como El Adonis Calvo (fantástica pintura que,creo, recibió algún premio) y un retrato de Ringo Starr, su ídolo de juventud. Ese cuadro precisamente es el primer guiño del capítulo a los fab four. Aunque parezca un detalle anecdótico, al final del capítulo os daréis cuenta como los guionistas hacen un estupendo ejercicio de homenaje comprimido. Pero sigamos en el Mercado del Intercambio. El beato de Ned Flanders vende cromos bíblicos al más puro estilo baseball y el tipo de la tienda de cómics vende su vieja colección de rarezas en vinilo al módico precio de un dólar. Entre esa montaña de surcos, Bart y Lisa encontrarán el álbum "Meet the Be Sharps", en cuya portada aparecen los jetos de Homer, Barney, Skinner y Apu. Se ha roto el hielo. "¿Cuándo ha grabado papá un disco?" Como pasa en otros memorables capítulos de The Simpsons, Homer viaja al pasado y cuenta a los más pequeños de la familia un episodio familiar desconocido para ellos. Comencemos el destripe de homenajes.


Precisamente nos tenemos que detener en la portada del primer álbum de Be Sharps, calco de la del LP americano "Meet The Beatles". Aunque hay que apuntar que el LP legítimo propietario de esa portada es el segundo de la banda publicado en el Reino Unido "With the Beatles". Hoy día, se considera la discografía inglesa como la oficial. Pero en los primeros sesenta todavía no se estilaban los lanzamientos a nivel mundial. El mercado no estaba tan globalizado como ahora. Y en EEUU donde hacía años que no triunfaban músicos ingleses se veía con escepticismo, en un principio, la moda de los cuatro melenudos que venía desde la otra punta del Atlántico. Por eso Capitol, el sello hermano del inglés Emmy en el que The Beatles publicaban sus discos, se dedicó a hacer sus propios albumes mezclando temas que en Europa habían sido editados en otros LPs o en formato single. Existe una mítica portada del disco "Yesterday... and today", otro refrito made in Capitol, en el que los cuatro Beatles aparecían rodeados de muñecas mutiladas y trozos de carne. Querían mofarse de las sangrías que el sello americano hacía con sus discos. Pero aquello no gustó demasiado a los jefes y en las siguientes ediciones del mismo álbum se cambió la portada. La conocida como "Butcher cover" es hoy una codiciada pieza de coleccionista. Si la encuentran entre la montaña de discos que les dejó en herencia su tío alcohólico, subástenla. Vale una pasta. Y, por otra parte, para acrecentar mi friquismo, apuntaré que al principio de la película La Roca el personaje interpretado por Nicolas Cage, el cual se autoconfiesa betalemaníaco, recibe una entrega con un ejemplar del mentado "Meet the Beatles", también una pieza de coleccionista. Les puedo decir que sólo ví una vez esa película y no me gustó nada. Ahora mismo casi no les podría decir ni de qué iba, pero me acuerdo de ese nímio detalle, ya ven.



Por un capítulo, la mítica Moe's Tavern cambia su nombre por Moe's Cavern. Ustedes ya habrán oído hablar de la existencia de The Cavern. En aquel lúgubre garito subterráneo de Mathew Street en Liverpool, los primitivos Beatles empezaron a forjar su leyenda. Allí darían más de 300 conciertos. Igualmente, Be Sharps empezarán a granjearse fama en el sitio de Moe, dónde si no. Como se cuenta en "El cuarteto vocal de Homer", la banda fue descubierta en aquel oscuro garito por un empresario musical. El agente musical Nigel representa, en parte, la figura de Brian Epstein, del que algún día habrá que hablar detenidamente. Epstein era el propietario de una de las mejores tiendas de discos de Liverpool y se interesó por The Beatles cuando unos cuantos chavales fueron a pedirle un disco que no conocía, "My Bonnie" de Tony Sheridan, en el que ellos hacían de acompañantes. El disco se grabó en la época de Hamburgo, por cierto. Una anécdota de primeros tiempos de Epstein con la banda también se refleja en este denso episodio. Ante el estallido del movimiento fan algún tipo pregunto a Epstein, al que se consideraba un pez gordo, si había pagado él a todas aquellas adolescentes que gritaban y se desmelenaban soñándo con pillar al bajista después de la actuación. Moe hace esa misma pregunta a Nigel. Cuando el agente responde como Brian, diciendo que él no ha pagado a nadie, Moe se hecha las manos a la cabeza al más puro estilo Solo en Casa, en plan "coño-estoy-volando-a-paris-y-me-he-dejado-a-mi-hijo-en-casa". No es para menos.

Continuamos hablando del fenómeno fan. Esta vez relacionándolo con otro conocido hecho acontecido los primeros días de The Beatles. En un principio eran Paul, John, George y Pete Best (al que podemos ver junto a los tres anteriores en The Cavern en la foto superior), que tocaba la batería. Best no era un tipo muy carismático, siempre estaba callado y no era un buen batería, pero era mejor que nada. Era el cuarto en discordia. Pero esa no fue la razón de que se le cesara como batería. Después de que fueran rechazados tras una audición en Decca Records (algún avispado le espetó al manager: "los grupos de baterías están pasados de moda, señor Epstein"), Emmy aceptó incluir a The Beatles en plantilla. Con una condición, el batería debía largarse. La respuesta fue contundente por parte de los otros tres: "Ah ¿qué ese es el problema? Pues le echamos y santas pascuas". Así, Pete Best, pasó a ser uno de los mayores fracasados de la cultura popular y Ringo se unió al grupo. En la noble villa de Springfield ocurre algo parecido. El eficiente jefe de la policía local, Clancy Wiggum, debe largarse. Sin problemas. Después de una audición fallida, el repuesto surge del menos esperado, Burney Gamble, que es descubierto entonando una canción irlandesa mientras busca su mondadientes en el suelo del baño de Moe's. Pero estábamos hablando del fenómeno fan. Y, precisamente, la salida de Wiggum de la banda levantará las mismas protestas que originó la salida de Best de la banda, el chaval también tenía sus fans. Aunque no lo crean, las fans de Best y las de Ringo se citaban para canearse, cual hooligans holandeses, en los primeros días del nuevo batería en el grupo. Luego, como también ocurre en este episodio, las fans pronto se olvidaron de Best. Me encanta, por cierto, los canticos que corean las fans del policía: "Wiggum figura, Burney a la basura" o "Wiggum majete, Burney al retrete". Cuando Burney se pone a cantar las cuadrillas de fans proto cambian el eslogan: "Que Barney sí, que Wiggum tralarí". Con el cuarteto vocal ya conformado sólo queda escoger un nombre. La elección será los Sol Fa Mi Das, en castellano; Be Sharps, en inglés. Este nombre, por cierto también es una velada referencia u homenaje al de beatles. El primero tiene doble significado. Be, del verbo to be ser o estar y sharp, afilado o algo así. Es decir, estar afilado en primera acepción. Pero también Be se pronuncia como la letra B, que representa la nota si, y sharp en argot musical significa sostenido. Es decir B Sharp es Si sostenida. Beatles también tiene ese doble juego. Si lo lees suena a música beat, si lo oyes hace referencia a los escarabajos. Pues eso.
Les emplazo hasta la siguiente entrega de este post coleccionable. Perdonen que uno se enrolle como las persianas. Pero juro que en un principio el homenaje al cuadrado estaba previsto como un solo post. Seguiremos destripando los recobecos beatle de este magnífico episodio.

22.9.05

Fuego, dolor, potro y fotos en blanco y negro: otro disco para el otoño


Con la llegada oficial del otoño retomamos las referencias jazzísticas, esta vez atendiendo una petición del eminentísimo Doctor Benway hecha días atrás en los comentarios de la reseña del mágico LP Kind of Blue, de Miles Davis. Allí mencionábamos a uno de los músicos clave que conformaron los mejores tiempos del Miles Davis Quintet y del sexteto que grabaría aquella obra maestra. Estamos hablando del saxo tenor, John Coltrane, personaje y personalidad del jazz de todos los tiempos. Con una biografía para enmarcar, grandes anécdotas y alguna obra maestra a sus espaldas, Coltrane es un personaje mítico, querido y odiado. Y A Love Supreme, su obra más reconocida, es un disco de los que hacen escuela. Aunque, como veréis, la obra es tan querida y odiada como su propio autor. El disco fue publicado en 1965, dos años antes de su prematura muerte a los 40 años. Mañana, día 23 de septiembre, por cierto, Coltrane cumpliría 79 años. Va por él.

A los quince años Coltrane comenzó a estudiar música. Sus primeros instrumentos fueron el cuerno y el clarinete. Después de un pequeño affaire con la armada comenzó su carrera de músico profesional tocando con King Colax, primero, y con Eddie Vinson más tarde. A parte de alguna esporádica aparición junto a Dizzy Gillespille's big band o con Howard McGhee en el Apollo de Nueva York, entre otros. Pero su verdadero momento llega cuando Miles Davis le une a su banda en 1955. El saxofonista pasó del anonimato a formar parte de una de las mejores formaciones de jazz de todos los tiempos. A parte de por su propia discografía, Coltrane siempre estará en un puesto de honor de la música del siglo XX por sus imprescindibles y únicas aportaciones en discos como Run about Midnight, el primer disco de Miles con Columbia, o el requetementado Kind of Blue. Por desgracia para su salud, aunque por fortuna para su leyenda, Trane (así le llamaban) siguió la estela de los grandes de la edad dorada del jazz y fue un irredento adicto de la heroína. Lo que en 1957 le valió su salida temporal de la banda de Miles Davis. Sumido en una profunda depresión, se recluyó en casa de su padre en Filadelfia, donde superó su adicción por el azúcar moreno. Quédense con la cantinela, porque será fundamental para comprender que A Love Supreme es una obra personalísima, con una importancia capital dentro de la propia biografía de Coltrane.

Miles compone un poema para su novia. Coltrane, tan absorto que parece desenfocado, probablemente pensando en opiáceos.

También fue mítica la unión de John al cuarteto de Thelonious Monk. Coltrane definió su estancia en las bandas de Miles y Monk como "experiencias musicales impagables". Ambos supieron dar rienda suelta al sentido de libertad musical que fluía del saxo de este virtuoso. Le curtieron como músico y como jazzman, que es más importante. Porque el músico puede tocar temas previamente aprendidos o seguir todas las notas impresas en una partitura. Pero el jazzman lleva el ritmo dentro, el fuego, la música. El jazzman más que improvisar fluye. Y si ya explicamos, más o menos, como Davis consiguió establecer una relectura del jazz simplificando las bases rítmicas para conseguir solos improvisados mucho más complejos; Coltrane, como si fuera una esponja, supo empaparse de un espíritu de libertad que haría único en sus propias obras.


A Love Supreme es un jazz de 33 minutos compuesto en un motivo de cuatro notas salpicadas por constantes improvisaciones. Coltrane reunió para esta grabación al bajista Jim Garrison, al pianista McCoy Tyner y el batería Elvin Jones. Un cuarteto que pergeñaría la noche del 9 de diciembre de 1964 una reconocida obra maestra. Grabaron el disco, por cierto, con las luces de la sala casi apagadas para simular una atmósfera de club. Imaginen qué cuadro, seguro que alguno lucía gafas de sol y todo, además no me cabe la menor duda de que la banda llevaba unos cuantos tragos encima, ya saben, cosas de jazzmen. El jazz regresa a las calles de Nueva Orleans, habla desde el ritmo del orgullo de la raza negra, de la desazón de un Coltrane francamente inspirado... Pero pese a que esta obra tiene un carácter eminentemente personal, derivado de aquellos meses de mono en su casa paterna donde el artísta sintió la llamada divina, no se les niega nada al resto de componentes del cuarteto. Se deja improvisar a cada uno a sus anchas. Los solos se suceden y se crea un todo único. Ya lo decíamos, un jazz puro de media hora.

La grabación comienza con Acknowledgment (agradecimiento). Un arrebato sonoro del saxo tenor de Coltrane, como un torrente sonoro, mientras la batería de Jones chispea de fondo. El saxo se detiene con los platillos de la batería todavía vibrando y, por fin, entra el contrabajo, el piano y... de nuevo el saxo afilado que da personalidad única y mística a este trabajo. Coltrane toca su instrumento como si le saliera de dentro todo el dolor que una persona pudiera haber acumulado a su edad. Después del primer gran solo y con el ritmo todavía caliente se escucha, casi de fondo una voz ronca que a modo de psicofonía repite el que será título del disco: "a love supreme, a love supreme..." El ritmo comienza a apagarse hasta que sólo permanece el bajo, lánguido, apagado. El escuchante avezado se ha dado cuenta de que está inmerso en una pieza densa, críptica, mística y espiritual.

Resolution (decisión) comienza con el bajo con el que termina la primera parte. Pero la banda no tarda en estallar. Personalmente, desde mi punto de vista profano, destacaría la fantástica batería. Elvin Jones se rompe como un auténtico diablo. Da gusto paladear esa explosión jazz. Si lo escuchan a un volumen suficientemente intenso podrán percibir como algo quema dentro de sus oídos. Coltrane diría que se trata del mismísimo dios. Pero si hay un dios en esta canción es el que lleva dentro Tyner. Por sus dedos fluyen todos los capítulos de los evangelios. Fantástica improvisación. Y vuelve el saxo, impregnándolo todo de un profundo sentimiento ascético propio de oscuros antepasados de nuestra historia. Pero mucho más guay,está claro.


Ustedes pueden apreciar el fuego en el cuerpo

Otro solo increíble de redobles de batería abre Pusuance (cumplimiento), la tercera parte; que viene unida a Psalm (salmo), la cuarta. Después de un solo de piano, vuelve a aparecer el saxo desgarrado y la música vuelve a explotar. A estas alturas uno se siente, realmente, dentro de esa atmósfera de club. A uno casi le dan ganas de echarse un lingotazo de whisky al gaznate para calentar las ideas. La explosión la remata, una vez más el bateria. Acaba la tormenta sonora y el bajo devuelve la cordura a la composición. El tempo se detiene. Y con un toque de piano llega el Salmo. El saxo se relaja y la banda desenlaza la historia espiritual comenzada con Acknowledgment con un final cuasiépico, como el propio disco.

Pero, pese a que en muchos manuales se reconozca éste como un disco imprescindible del jazz. Un inequívoco top ten de todos los tiempos; a veces ha sido más valorado por aficionados a la música ajenos al jazz que por los propios críticos de este estilo. He rescatado para su regocijo los comentarios que sobre este disco vertió el conocido escritor, columnista y crítico de jazz Philip Larkin. Las sesgadas perlas que a continuación reproduzco sin la autorización previa de su autor, están recogidas en el libro All What Jazz, editado por Paidós:

"Coltrane no suena sino como un pelmazo más de los que tocan en cualquier club (..) el sonido de Coltrane, ya sea con el saxo tenor o con el soprano: un ruido fino y agudo que puede llegar a ser tan áspero como el del oboe y que acaba, en ocasiones, con un chillido estridente, imbuido de la frialdad típica de los pueblo escandinavos. Luego, la manera que tiene de flagelar más que de interpretar los temas (...) Coltrane reduce cada acorde a la nada a una velocidad vertiginosa (...) Habría que plantearse si sabe qué hacer con su instrumento una vez lo ha aprendido a tocar. La relación que veo entre sus solos y un buen solo de jazz es la misma que advierto en un dibujo de verdad y uno de esos que muestran un perro en plena carrera, donde se ven las patas del animal en todas las posiciones posibles. Al principio, resultan divertidos e incluso instructivos. Pero la esencia del dibujo es escoger la línea recta y no dibujar cincuenta alternativas. Así, la elección que de Coltrane y el tratamiento que dispensa a las melodías es hipnótico, repetitivo y monótono (...) Aparte de su tendencia periódica a entrar en estados de trance, cuesta hallar otro propósito emocional concreto en su obra ".

Podríamos deducir que, por sus palabras, a Larkin no le gustó demasiado el disco de Coltrane. De hecho su artículo comenzaba con una cita sin desperdicio del jazzman Jimmy Rushing: "Me gustaría que alguien me dijera qué tiene de grande Coltrane. No creo que sepa toca el saxofón".


Echándose unas risas: "¿Me se escucha? ¿Me se oye?"

Pero me he reservado para el final la que para mi gusto es la mejor anécdota, o machada, de esta controvertida obra. Les pedí que recordaran la fecha en que Coltrane fue expulsado de la banda de Miles. Aquellos meses de retiro en Filadelfia, como ya hemos comentado de refilón, supusieron un cambio de miras personal para el músico. Por lo visto dejó el jaco y se enganchó a otra droga dura: la religión. La luz divina iluminó los dedos y la cabeza de Coltrane. Dios le dio la inspiración para superar los versos y reflejar este encuentro en forma de música en A Love Supreme. Por ello que hablemos de ascetas, salmos y demás. En la carpeta del LP se dejaba constancia de que el disco "es un intento de proclamar Gracias a Dios por medio de nuestro trabajo". A Love Supreme ya sonaba ocho años antes de su grabación en los oídos ascetas del saxo. Cosas de la abstinencia, supongo. Larkin, en el mismo artículo del que hablábamos antes, también tenía unas palabras para este arrebato religioso. "Es una sarta de tonterías escrito en un tono pretencioso. Esperemos que no sea más que un capricho del mandamás del departamento comercial de la discográfica, porque de lo contrario estaríamos ante una muestra de pedantería de lo más dañina para un artista".

No se imaginaba Larkin la repercusión mística que tendría este disco para algunos fans. En el San Francisco de aquellos maravillosos años se fundó la John Coltrane's Church. Los fieles del saxo (que no del sexo) acuñaron la leyenda de que Dios se había aparecido a Coltrane en su etapa de desintoxicación para ayudarle a superar su fiebre drogadicta. En ese encuentro hicieron un pacto de caballeros. Coltrane superó su adicción gracias al todopoderoso y, por ello, cumpliendo la segunda cláusula de su trato le dedicó íntegro esta oración jazz. Por supuesto, John no desmintió los delirios de sus hooligans y se benefició los últimos años de su vida de esta leyenda mística que hoy, ya ven, suena a broma. Por lo menos la cosa tiene gracia. Como ya hemos comentado, el autor de esta pieza, ya clásica, moriría dos años después de la publicación de ésta, su obra de mayor éxito. No pudo seguir su búsqueda de nuevas formas; pero, con un poco de suerte, a lo mejor fue al cielo de los jazzmen y encontró a su dios. Sólo espero que allí no compartiera "herramientas" con Billie Holliday o Chet Baker. Que ya se sabe, hay adicciones que no se dejan ni muertos. Y en el infierno, que es el cielo de los jazzmen, los vicios son la cosa más normal. Ya lo dijo Berlanga.

Detalle para morbosos: Descanse en paz
(Para más fotos de Coltrane, vivo, pinchen aquí)

21.9.05

Días grises en Irak


Esta ha sido una semana muy jodida en Irak. Más incluso de lo que llevan siendo de jodidas todas las semanas de estos últimos años en aquel país. La cosa, aparte de resultar obviamente penosa y cruel, esta resultando de lo más surrealista. Éste sábado ya se contabilizaban 250 muertos en una semana llena de atentados a lo largo y ancho del país. Pero ese mismo día se descubrían nueve personas con disparos en la cabeza y pecho en diferentes puntos del país. Un día después se hallaban en el río Tigris, a la altura de la localidad de Balad, otros 20 cadáveres maniatados. Entre este desfase de sangre y luto, a los soldados británicos les da por celebrar un carnaval espontáneo, se vé que tienen tiempo hasta para aburrirse. Así que se visten de árabes sospechosos y son detenidos por la policía iraquí, no sin antes despachar a uno de los policías y herir a otro. Sus compañeros, muy espabilados, al enterarse y comprobar que las autoridades locales no están dispuestas a poner en libertad a los reos así como así , derriban con dos tanques los muros de la prisión donde se encuentran reducidos. La multitud que presencia la escena se enfurece y la emprende a cocteles molotov con los tanques británicos. Las fotos de soldados británicos flambeados escapando a la carrera de un linchamiento seguro han conmovido, como ya saben o imaginan, la opinión pública británica.

Lo raro de todo esto es que se supone que policías iraquíes y soldados británicos están en el mismo lado. Pero ya ven. Las cosas en ese punto de este planeta enfermo parece que andan todavía más desquiciadas de lo que nos pensábamos. Un servidor lleva ya bastante tiempo echándose las manos en la cabeza. Pero os puedo asegurar que esta semana lo más abajo que he tenido los brazos ha sido cuando he estado tecleando. El resto del tiempo no he separado mis extramidades superiores del cabezón.

Sólo quiero compartir con ustedes un par de reflexiones estúpidas.

Si existiera la justicia divina, retomaríamos, 30 años después, a ese icono pop llamado garganta profunda, no la tía buena sino el chivato. Seguro que algún preboste yanqui se dejaría sobornar por un puñado de dólares. Dos nuevos Woodward y Bernstein estarían a punto de escribir el artículo de sus vidas. Si se pudo con Nixon, por qué no con George jr. Motivos para un linchamiento mediático y una nominación inequívoca para dejar la White House seguro que encontramos. Bueno, a parte de los evidentes que encontramos cada día en los periódicos. Se lo merece tanto o más que aquel carajamón, qué carajo. ¿Qué opinaría Charlton de todo esto?

Los comentaristas políticos de nuestro país que aseguran que los iraquíes nos tendrían que estar agradecidos por tener constitución y derecho a votar y, acto seguido, aseguran que España ya no es un estado de derecho, son una recua de capullos. A mí me parece bien que les pongan micros en la boca a estos deslenguados. Me parecería mal que no les dejaran tomar la palabra, de hecho. Pero en el momento en que la gente empieza a tomarse en serio lo que dicen en vez de tratar de verle el punto humorístico que indudablemente tienen sus palabras... mal, muy mal... Sin llegar más lejos el que esto escribe se considera un temerario mediático. Siempre me ha gustado realizar ejercicios peligrosos de estómago, como escuchar al bueno de Federico Jiménez por las mañanas. Aunque la última moda, por lo visto, se emite todos los mediodías en Telemadrid. No me digan que una tertulia política moderada por la inefable Curri Valenzuela no es un ejercicio único de humor. El programa se llama "Alto y Claro". Litros y litros de bilil en las mañanas de la televisión de Espe. Solo se me ocurre una palabra para mostrar mi sentir a este respecto: ¡BRAVO!

Por cierto, si les interesa, les dejo aquí un enlace a una base de datos creada en 2003 por profesores y pacifistas británicos en la que se dan cuenta del número de víctimas en Irak desde el desembarco yanqui. Los datos son aproximados, pues se obtienen de contrastar diversas informaciones de la prensa internacional que cubre el conflicto. Les dejo sólo con un par de datos. Durante la guerra propiamente dicha (desde que las tropas entraron en el país, hasta que interrumpieron la programación de sobremesa para deleitarnos con las imágenes de la famosa caída de la estatua de Sadam) murieron 7.350 civiles iraquíes. Con la muerte de cuatro marines ayer en Ramadi después de dos ataques sobre la ciudad, el número total de soldados americanos muertos asciende a 1.898. No se registraba una cifra tan alta desde Vietnam, donde murieron 60.000 soldados y 300.000 resultaron heridos. Al hilo de estas cifras, les vuelvo a recomendar, ya puestos, el fantástico libro Adictos a la guerra, de Joel Andreas.

Por cierto. Por un día me voy a permitir el lujo de robarle a Spaulding sus Juegos de Verano. A que no me saben decir a qué película pertenerce el fotograma que pueden ver en la parte superior de este post. Ya saben quién es el protagonista, así que no les doy más pistas. (Mis respetos, señor Spaulding)

20.9.05

Literatura punki de los hambrientos años 20


Se habla poco de literatura en inter shitty 2073. Y no es que uno reniegue de la palabra escrita. Pero ya me cuesta bastante hablar de música, cómics o cine y aparentar que domino medianamente la materia, como para dármelas también de listo con los libros. Con el respeto que le tengo, además, al eminentísimo Sánchez Dragó, ese amante de la literatura y los placeres orientales. Hoy, sin embargo, me he levantado literario y he decidido inaugurar biblioteca con una obra que no por pertenecer al panteón de obras castellanas clásicas deja de tener un toque gamberro y cáustico, muy del gusto del que esto escribe.

Luces de Bohemia era uno de esos libros que se leían en la rama de letras del último año de instituto, aquel que entonces tenía ese pretencioso nombre, Curso de Orientación Universitario. Ay, qué tiempos aquellos los del COU. Y quién me iba a decir que en el instituto iba a leer - por obligación, como las cosas en el instituto solían ser - uno de los libros más divertidos que han llegado a mis manos. La primera muestra de teatro irrepresentable de todo un gallego ilustre, Ramón Maria del Valle Inclán, que bien podría trasladarse al cómic o cine de serie z más loco de estos tiempos cambiando, sin más, unos cuantos matices. Créanme, resultaría un puntazo. La contracultura le debe un homenaje a este peculiar literato.

Valle Inclán debería ser un hito de la cultura popular. Los adolescentes deberían colgar fotos suyas en sus habitaciones junto a los posters de otros mitos que no conocieron con vida, como James Dean o el Ché. Deberían imprimir camisetas con su careto. El tío tenía lo tenía todo: imagen (vestía sucio, llevaba melenas, barba y lentes redondas mucho antes de Lennon), ideas delirantes, personalidad tendente al escándalo y al inconformismo y, además, fumaba porros y era manco. Hay dos buenas anécdotas relacionadas con estas dos últimas pinceladas que no me resisto a comentarles.

Es rigurosamente cierto que a don Ramón María le gustaban las bondades del humo psicodélico. No me lo acabo de inventar, vaya. Según cuenta Juan Carlos Usó en su artículo "De la farmacia a la calle. Las drogas en la España de la Belle Époque", incluido en el especial de la revista Cáñamo, Psiconautas Ilustres (publicado en enero de 2002), Valle Inclán se jactaba de que el hachís era una sustancia "excepcional". He aquí una perla suya: "el hachís ha influido notablemente en mi método de trabajo. Me produce tal exaltación de la fantasía, que me permite comprender muchas cosas". Ramón Gómez de la Serna, el de las greguerías, reveló que Valle había dejado de fumar después de una alucinación en la que "vio desfilar por su memoria todas las personas muertas que había conocido". Vamos, o el hachís era muy bueno o este hombre se ponía doblado. En 1919 publicó, por cierto, un poemario titulado La pipa de Kif.

Y luego está la historia de la pérdida de su brazo. Por lo visto, el gallego, que siempre andaba a la gresca en discusiones de alto calado intelectual (¡como nosotros!), hizo enfadar mucho a un amigo suyo periodista que acabó arreándole un bastonazo que le hundió un gemelo en la muñeca. Como era bastante suyo, el amigo Inclán se negó a ir al médico, pese a que la herida iba tomando por días un aspecto de lo más desagradable. Así acabó como el mismísimo Cervantes, cojo del brazo izquierdo. Lo crean o no, era un auténtico punk de principios de siglo.


Y Luces de Bohemia, su primera obra subtitulada con la palabra "esperpento", es también un libro muy punk. Valle (no confundir con la pareja televisiva de aquel tipo marginal llamado Quimi) inventó un nuevo género literario revisando otro. Por una parte, teatro irrepresentable. Por otra, el mentado esperpento. Luces de Bohemia es una obra de teatro que se escribió para ser leída. Más que una obra de teatro, el escrito valdría como guión de cine. Aunque no fue concebido como tal, está claro, pues su primera edición data de 1920. La acción se divide en 15 escenas. Y se retratan los oscuros ambientes del Madrid de los bohemios. "La acción en un Madrid absurdo, brillante y hambriento", se matiza tras el "dramatis personae". Y así es. Los garitos oscuros, las calles muertas de hambre, los edificios públicos, las cárceles... están llenas de "anormales con pintas". Caricaturas de gente que debió existir y que, a cuenta de las penosas circunstancias de España en la época de Alfonso XIII, deambulaban totalmente hechos polvo, física y mentalmente hablando. Intelectuales, ya se sabe...

Porque si buscáramos palabras que definieran esta obra tendríamos que barajar algunas como locura, enajenación mental transitoria o chifladura. En resumen, el libro va de unos tarados que viven en un mundo tarado. Valle Inclán lo llamó esperpento. Y esperpento son, a partes iguales, los habitantes de ese Madrid hambriento y la propia ciudad; la misma España. Sus políticos, sus mentiras y tradiciones, sus intelectuales y sus prostitutas. España es un sitio decadente donde vive gente decadente. "Es una deformación grotesca de la civilización Europea", ponía el autor en boca del protagonista de esta obra. Y el esperpento es el género encargado de representar esta realidad. Valle Inclán lo intentaba explicar con la imagen de sus protagonistas reflejados en los espejos cóncavos y convexos de la madrileña calle del Gato. Lo dicho, el esperpento es puro cómic lisérgico.

El argumento de la obra narra un día en la vida de Max Estrella, un poeta ciego que vive en la miseria del Madrid más bohemio de principios de siglo XX. La figura de este "hiperbólico andaluz" la tomó Valle de la historia real de un tal Alejandro Sawa, un novelista que se hizo todas las rutas de tabernas modernistas de París con Victor Hugo y Verlaine (malas influencias a todas luces), y que acabó muerto años después también ciego, desequilibrado y sin un duro en el bolsillo. El compañero del alma de Max, el caradura de Latino de Hispalis, acompañará al intelectual invidente por un auténtico descenso a los infiernos de la noche madrileña. Allí se cruzarán con toda la fauna nocturna y noctámbula; beberán y beberán hasta acabar borrachos; discutirán sobre lo humano y lo divino; presumirán de cerebro, de ser muy leídos y muy viajados; proclamarán a gritos la revolución; insultarán a los políticos de turno. Y, todo ello, siendo conscientes de que el destino trágico, como una cuchilla de guillotina bien afilada, pende sobre sus cabezas.

El retrato que Valle Inclán hace de esta recua de intelectuales afrancesados a la que él pertenecía es uno de los detalles más despatarrantes. Son un puñado de alcohólicos que presumen de poetas aunque nunca vieran publicado uno solo de sus versos. Se jactan de haberse tuteado con los grandes de la poesía francesa decimonónica, pero seguramente lo más que vieron de París fue alguna foto que encontraron en algún periódico. La fauna intelectual madrileña en Luces de Bohemia es presuntuosa y charlatana. Gente que lleva zapatos rotos, come caliente muy de vez en cuando y bebe café de recuelo.


Personalmente, si me tuviera que quedar con algo, sería con constante espíritu de las conversaciones y el lenguaje. En este sentido, Luces de Bohemia roza lo rapero, más que lo punki. En sus discusiones intelectuales los personajes de esta peculiar obra sueltan todo tipo de perlas en un lenguaje de lo más divertido. Sin querer destriparos los mejores puntos; don Latino se refiere, por ejemplo, al acto de orinar como "cambiar el agua de las aceitunas". Y, entre intelectuales, se deleitan con insultos como "maula", "botarate", "cantamañanas"... Mucho más jocosos, dónde va a parar, que otros más convencionales y menos propios de tipos cultos como los que habitan las páginas de este mágico libro. Se mezcla, pues, lo sublime y culto con lo más castizo y chabacano.

Y, supongo que habría un montón de detalles que comentar, pero a saber dónde tengo escondido el libro de COU para buscar más información. Sólo les emplazo a que reivindiquen la figura de ese dandi loco que era Valle Inclán. Les recomiendo que alguna tarde ociosa la dediquen íntegramente a la lectura de Luces de Bohemia, porque como es teatro se despacha en un momento. Disfruten, ríanse y no lo intenten en su casa. El esperpento es un concepto destroyer como pocos. Muy, muy punk y subversivo. Como para quitarse el cráneo. En una palabra, guasíbilis.

16.9.05

Adolescencia fantasma

Hace ya unas semanas que no hablábamos de comics por estos lares. Por eso, después de rebuscar entre los rincones de mis estanterías y de una merecida relectura, añado a la lista de referencias idiotas otra novela gráfica del inclasificable Daniel Clowes. Esta vez, un poco menos enfermiza que nuestra anterior reseña también del mismo autor, Como un guante de seda forjado en hierro, pero igualmente interesante. Su título, seguro que les suena, Ghost World. Editada en España por ediciones La Cúpula.


Ghost World es la historia del verano que Enid y Rebeca, amigas inseparables, viven después de su graduación. Dos amigas en el tránsito hacia la madurez que viven en alguna ciudad cualquiera de la Norteamérica profunda. Una pareja de chicas que no fueron las más populares en el instituto; ni las más raras, pero casi. Dos adolescentes confusas y diferentes que disfrutan viendo telebasura, tomando un café en el Angel's hablando de chorradas o riéndose de los freaks que pululan por su ciudad. Ghost World es, en definitiva, el relato del complejo tránsito hacia la madurez de estas dos interesantes amigas. Y, también, de la sociedad enferma y enfermiza que les rodea.

Porque, ya explicamos, que la obra de Clowes, un tío con pintas de estar bastante mal de la azotea, se centra en la cara oculta de los USA. Clowes habla de pesadillas en un mundo que, a primera vista, podría parecer de ensueño. La América de Ghost World y el resto de sus obras es oscura y terriblemente perturbadora. De hecho, el apelativo "perturbador" es el que mejor describe los dibujos, guiones e intenciones de este artista underground. Y sus personajes son tipos que viven en el mismo ojo del huracán. Como Enid y Rebeca, dos chavalas que planean sobre el vacío. Llenas de dudas, perdidas. Mientras Melorra, una repelente ex compañera del instituto, hace de figurante en anuncios del candidato republicano a senador y acude a clases de interpretación. Los USA bien podrían ser ese mundo fantasma al que hace alusión el título de esta obra. Un mundo enfermo y fantasmagórico donde la realidad más cruda se esconde detrás de esa apariencia de normalidad y felicidad que parece cubrirlo todo.

Y, al igual que Como en un Guante de Seda forjado en hierro, no pueden faltar todos los detalles bizarros, la simbología y los secundarios inquietantes e, igualmente, enfermos. Enid y Rebeca visitan sex shops, boleras, cafeterías de los años cincuenta. Se ríen leyendo la sección de contactos de una revista, montan mercadillos caseros y revisan viejos álbumes de fotos. Un escenario costumbrista que no pude escapar, una vez más, de ese halo perturbador que imprime su desquiciado autor. Y, en medio, obsesos sexuales, freaks que publican revistas en las que se alaba a los serial killers, futurólogos, satánicos y demás. Como si la América cotidiana fuera un continuo Halloween del que fuera imposible escapar. Mi secundario favorito de la historia, por cierto, es Josh, el único amigo "normal" de las protagonistas. Él es el único retratado con un mínimo de ternura. Porque, lo cierto, es que Clowes es ciertamente tierno en esta novela con sus damas protagonistas. Y eso también se agradece.


Técnicamente es una pequeña obra maestra. Clowes utiliza la tricromía blanco, negro y verde pálido para realzar las sombras y las texturas. Y su dibujo es fantástico. Realista y poético, pero tan oscuro como sus personajes y su argumento. Personalmente, me encanta su concepción artística de la ciudad norteamericana. Todos los símbolos típicos de la cultura popular y de la cultura basura están perfectamente retratados e integrados en el paisaje de este "mundo fantasma". Además, el diseño de las páginas es brutal. Normalmente utiliza nueve viñetas por página. Aunque se permite concesiones con cuadros que realzan ciertos planos, sin romper con la estética de viñetas pequeñas. La caracterización de los personajes, por cierto, es buenísima. Sus gestos y sus miradas determinan esa enfermedad tan típica de los habitantes del loco mundo de Daniel Clowes. La historia, por cierto, se divide en ocho capítulos. Las calles llenas de pintadas con las palabras "Ghost World" serán uno de los lazos de unión entre las ocho historias cortas. En fin, no es que uno sea un analista del cómic, pero si ustedes tienen la oportunidad de hacerse con esta obra seguro que están de acuerdo conmigo.

Ya hablamos algunos post atrás de la adaptación al cine de esta novela gráfica, para mi gusto, inferior, pero solvente. En concreto nos referimos a su fantástica banda sonora. En fin, ya hablaremos seguramente más adelante de la peli. Pero espero que si no han leído este cómic les haya entrado el gusanillo. La verdad es que es una deliciosa historia de 70 paginillas de nada. Búsquenla en su tienda de cómics o en la biblioteca de su pueblo o ciudad. Familiarícense con la obra de este lunático llamado Daniel Clowes. Les esperan grandes momentos de bizarrismo y tramas inquietantes.

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