!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> inter shitty 2073: Seis incunables por Belenos (parte 1ª)

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El blog las verdades relativas, las reflexiones estúpidas y las referencias idiotas. Donde las cosas se aprenden desordenadamente.

11.10.05

Seis incunables por Belenos (parte 1ª)


Aprovechando mi estancia en el hogar paterno, tengo la oportunidad de recuperar viejos cómics, discos o libros que me van a permitir colgar algún post nostálgico más. Por supuesto, una de las joyas de la corona de mi estantería de recuerdos que ahora tengo el placer de revisionar es la colección de Astérix, el galo. Supongo que, a estas alturas, no tendría que contextualizar la figura de este incunable héroe del cómic europeo. Aún así, les dejo con unos apuntes.

Astérix nace en la revista Pilote en 1959, aunque el primer álbum de sus aventuras data de 1961. Éste es, como ya saben, Astérix el Galo. Durante la década de los sesenta y los setenta, se publicarían 24 álbumes de Astérix firmados por sus creadores: Uderzo, dibujante, y Goscinny, guionista (los Lennon McCartney del cómic francés). Pero en 1977, con la muerte del segundo, acabaría la mejor época de la serie. Con la ausencia del que también fuera guionista de otros personajes clásicos como Lucky Luke o Iznogud, que anhelaba por encima de todo ser califa en lugar del califa, los nuevos albumes perderían parte de su encanto. Aunque, claro está, esto es una opinión personal. A partir de entonces, Uderzo se encargaría del dibujo y los guiones de las nuevas novela gráficas del héroe galo. La cosa, repito, perdería bastante a partir de entonces.

Hace poco seguro que han escuchado la noticia acerca del nuevo álbum que el próximo 14 de octubre (mañana mismo, como aquel que dice) verá la luz. En castellano se titulará El cielo se nos cae en cima. Y, por lo visto, tendrá la misma portada que el primer título de la colección. Por lo que se ha especulado sobre que éste pudiera ser, por fin, el último libro de Astérix (como si de una gira de los Rolling se tratara). Hace cuatro años, en 2001, se publicó Astérix y la Traviata. Con todos mis respetos, siento ser pesado con esto, los últimos números de este dinosarurio del noveno arte son infumables. El nuevo me pega que seguirá por esta senda de decadencia argumental. Pese a que el dibujo sea una maravilla, Uderzo nunca hilará tan fino como Gosciny, que era todo un artista del humor. Aún así, el que esto escribe se comprará el libro. Porque, a estas alturas, tampoco es plan de tener una colección coja.

A parte de los albumes, se han publicado una serie de libros dirigidos a redondear Astérix como universo y, de paso, incrementar por la cara las cuentas corrientes de los autores y editores. Entre estos destacaría uno publicado hace un par de años, Astérix y lo nunca visto, que recoge un puñado de historietas publicadas en las páginas de Pilote y alguna que otra rareza ajena a las series regulares de este mítico tebeo.

El propósito de este post, en fin, es el de reseñar algunos gloriosos albumes de Asterix. Pero no es ésta una lista de isla desierta al uso. Con la pretenciosidad que caracteriza a este blog, he elaborado una lista pertinentemente categorizada de seis ejemplares imprescindibles. Además, como no, de reivindicar este personaje que tantos buenos ratos nos ha hecho pasar. Sentimentalemte, Astérix siempre será mi primera gran colección de cómics. Las portadas adjuntadas, por cierto, corresponden a la versión polaca de los números de Astérix. Aunque la cosa tiene su gracia, ya conocéis mi compromiso diario con el humor, he escogido éstas porque son las cubiertas de mayor calidad que he encontrado buceando por websites del mítico galo. Aunque ya lo he comentado alguna vez, lo repito. ¡Qué pena de escaner!

(El resto de este post no está indicado, en un principio, para lectores ajenos al universo Astérix que quieren iniciarse, porque nunca es tarde, en estas hilarantes aventuras. Se destapan algunas sorpresas de algunos libros. Así que, si piensan seguir leyendo, allá ustedes)


De viaje: Los viajes que el pequeño galo ha protagonizado en compañía de su inseparable Obélix, son una de las características clásicas en la serie de aventuras de estos héroes celtas. Esta mítica pareja recorrido muchos pueblos sitos en la época imperial romana, que, por supuesto, tienen constantes reflejos y guiños humorísticos en los países contemporáneos en los que se inspiran. En ese sentido, los guiones de Gosciny están impregnados de un entrañable costumbrismo que hace las delicias de los lectores de risa fácil, como el que esto escribe. Al ser esta categoría la que más referencias abarca, ustedes comprenderán ésta ha sido la elección más difícil. Aún así, mi elección es Astérix en Bretaña (1966). Seguido muy de cerca por Astérix y los Godos y Astérix en Córcega. Bueno y en Helvecia, Astérix y Cleopatra...

Pese a que muchos de ustedes seguramente discrepará con esta elección, el viaje que la pareja de galos emprende hacia las islas británicas, resulta paradigmático en cuanto a las virtudes que suelen salpicar los viajes pergeñados por Uderzo y Goscinny. En primer lugar, la historia está salpicada de guiños humorísticos acerca de los estereotipos más clásicos del inglés de toda la vida. Los británicos del universo Astérix son tipos de educación exquisita, que disfrutan con las bebidas tibias, la comida cocida (la mala comida, vaya) y los deportes locales (como el rugby). Además, hay referencias a los Beatles (que por aquel entonces eran más populares que Cristo), a la construcción de un túnel que atravesara el canal de la Mancha, al rotativo The Times...
La historia, de sobra conocida, es la siguiente. Buentorax, primo de Astérix de origen inglés, acude a la aldea de su familiar para pedir ayuda en la lucha que su pueblo mantiene contra los romanos. El druida Panorámix no dudará en preparar un barril de su conocida poción mágica para echar una mano a sus vecinos insulares en su lucha contra los invasores. Entre las 42 deliciosas páginas de este álbum no faltará de nada. Ya que el ejército romano, como no podría ser de otra forma, descubre el propósito de los galos, las milicias imperiales tratarán de detener a los insurgentes por todos los medios. Esos majaretas de los romanos fracasarán, por supuesto, una y otra vez, con tronchantes consecuencias. La más hilarante de todas, quizá, tiene que ver con una peculiar cata de vinos.



De comida: Otra de las constantes en la obra del tandem Uderzo - Goscinny tiene que ver con su especial relación con la gastronomía. No en vano, todos los números acaban con el ineludible banquete de celebración. Y los jabalíes hacen las veces de secundarios, por ser la piedra angular de la dieta de los habitantes de la irreductible aldea gala. De hecho, no hay nada peor que leer un libro de Astérix con hambre. Aunque deben de saber que les habla un tragaldabas de primera división. Pero las referencias a la comida son constantes. Obélix, igualmente, es un glotón de los buenos. Y, dentro del mentado costumbrismo que se despliega en cada uno de los viajes de la pareja de celtas, se hacen referencia a platos y costumbres culinarias típicas de los pueblos visitados.

En este caso, el libro que mejor abandera esta categoría, en mi opinión, es La Vuelta a la Galia (1965). Como suele ocurrir al comienzo de muchas de las aventuras, algún preboste romano, deseoso de ganarse los favores del César, viendo la imposibilidad de imponerse por la fuerza, diseña un plan para minar la moral de la inaccesible aldea gala. Concretamente, planea levantar una empalizada que aisle al pueblo. Cabe recordar que sólo cuatro años antes de la publicación de este cómic se había levantado el muro de Berlín, ese icono del siglo XX.

Como de costumbre, los galos vencerán las pretensiones romanas con la astucia que caracteriza a su protagonista. Ayudados, claro está, por la fuerza bruta que les proporciona la mágica poción que elabora el sabio Panorámix. Astérix, poniendo de relieve que la Galia es su país y por lo tanto pueden ir donde quieran, apostará a que será capaz de traer un producto típico de cada región de su país para celebrar un banquete y salir indemne en el intento. El romano jefe se comprometerá a levantar la empalizada si Astérix cumple con lo pactado. Y, como se imaginan, los protagonistas volverán a ganar. Ayudados, eso sí, por galos de todas las regiones, pertinentemente caricaturizados, ahondando en ese costumbrismo del que hemos hecho mención. Para el banquete final, los habitantes del pueblecito disfrutarán de jamón de Lutecia, caza de Camaracum, vino de Cortorum, salchichas de Toulouse, salchichón de Lugdunum, ensalada de Niza, Bouillabaisse de Marsella, ostras y vino de Burdeos. Casi nada.



En el pueblo: Si bien hemos dicho que una de las constantes en las aventuras de Astérix es su carácter nómada, también hay un buen puñado de números ambientados en el pueblo galo. En estos, normalmente, la aldea se ve amenazada a cuenta de alguna sucia estratagema romana. Muchas de las veces, los romanos se abrazan al viejo dicho de "divide y vencerás". Cuando no es directamente la poción mágica, fuente de la sobrehumana fuerza que atesoran los galos, lo que corre peligro. Así, en El combate de los jefes, como el druida ha perdido la cordura por un impacto de menhir, los romanos convencen a un jefe de una romanizada aldea gala para que rete a Abraracurcix, el jefe galo por antonomasia, a un combate cuyo ganador se convertirá en poseedor de la tribu del otro. Pero éste es sólo un ejemplo. Como también lo son Obélix y compañía, La residencia de los dioses, La cizaña o El adivino. Grandes libros, todos ellos.

Pero, en este caso, he elegido El regalo del César (1974) como paradigma de esta categoría. Que no es el más divertido de los enumerados, por cierto. Pero su interés radica en los tejemanejes que tienen lugar en la aldea con motivo de una inesperada visita. Todo comienza cuando el mismísimo Julio César hace entrega de un regalo de dudoso gusto a un soldado borrachín, que ha tenido a bien proferir improperios contra su nombre a pie de barra. El regalo se trata de un título de propiedad de la irreductible aldea gala. Más que un regalo, un escarmiento, claro está. El soldado cambiará el regalo del César por vino. El tabernero y su familia decidirán cambiar sus vidas y hacer uso de ese trozo de mármol que les acredita como propietarios del pueblo costero de la región Armórica.

Los habitantes de la aldea dejarán que la nueva familia se acomode en el pueblo después de reírse a gusto, como no, de la pequeña broma de su buen amigo Julito César. Con la llegada de estos forasteros, que abrirán la primera taberna local, se cuestionará la autoridad de Abraracurcix. Pues la madre de la nueva familia se empeña en que su marido se presente a jefe de la tribu. Divididos por sus rencillas cotidianas, los habitantes del pueblo desplegarán, a partir de entonces, truculentos juegos de interés que llevarán a un enfrentamiento total entre ellos. En plena contienda electoral, con debate entre candidatos incluído, los romanos tratarán de aprovechar la coyuntura para apoderarse, por fin, del pueblo. Como ya saben, una vez más no lo harán.

Y, con esto, acabo por hoy. Mañana, la segunda y última entrega que recogerá otros tres álbumes de Astérix categorizados, como manda Tutatis.

5 Comments:

At 1:50 p. m., Blogger Antonio said...

A mi me encanta Asterix, aunque tengo una deuda con él. Cuando tenía yo 4 o 5 años, cogí unos rotuladores y los tebeos de Asterix de mi padre... ¡y me puse a hacer dibujitos!. Si yo hubiera sido mi padre, hubiése cometido un infanticidio ipso facto.

La deuda que tengo con Asterix es por lo tanto recuperar la colección desde el principio hasta el final y conservar los números limpitos y en perfecto estado

 
At 2:54 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cojonudo.
Por cierto Txolo eso que hiciste está muy mal jeje.

 
At 3:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Entre mis favoritos sin duda está La Cizaña. Auténtica máquina

 
At 5:25 p. m., Blogger lutxo said...

Pues parece que los Asterix llaman mucho la atención de niños cabroncetes como lo era usted, txolo, porque yo heredé parte de la colección de mi padre y la mayoría también estaban pintarrajeados y rotos por culpa de mis tías.
Yo también llevo mucho tiempo pensando en renovar los libros rotos. Pero cuando decido gastarme pasta en cómics me cuesta comprarme algo que ya tengo. ¿Les he dicho que necesito trabajo? Bueno, en realidad me valdría con algo de dinero... jejeje

La Cizaña es un libro fantástico, doctor. A mí siempre me gustaron los detalles de los bocadillos. Si se hablaba amablemente el bocadillo lo rodeaban florecillas. Cuando alguien está enfadado el fondo es de color verde. Je, je.. Pero, aparte, tiene mucho sentido del humor. Y es el típico en que,una vez más, es más importante la inteligencia que la fuerza para vencer a los romanos.

Bueno, lo dejo que me emociono.

Saludos a los tres!!

 
At 9:50 p. m., Anonymous Anónimo said...

Asterix!! Cada vez que entro en un blog me emociono. Hay muchisimo para hablar sobre el tema: genial que hayas mencionado dos de mis favoritos: La vuelta a la Galia y Obelix y compañía (eso si es utopía: un pueblo tomandose su propia revancha contra el capital), pero falta uno de mis favoritos: La gran travesía, donde descubren América (con la misma mala puntería que Colón buscando las Indias) y acaban en un barco vikingo. Otro libro buenísimo es Asterix y Cleopatra (portada hollywoodiense incluida), que se echó un poco a perder cuando salió la versión animada (y eso que no era de las peores, pero que asco de voces les ponían). A ver que opinas tú

 

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