!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> inter shitty 2073: ¿Se acuerdan de Plácido?

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El blog las verdades relativas, las reflexiones estúpidas y las referencias idiotas. Donde las cosas se aprenden desordenadamente.

4.10.05

¿Se acuerdan de Plácido?

Sí, ya sé lo que están pensando. Hablar de un reonocido clásico del cine español con mayúsculas un día después de mi ensañamiento de ayer con Torrente 3 puede resultar, cuanto menos, un tanto pretenciosillo. Pero no se me alboroten, todavía no me he apuntado al movimiento gafapastista. Aunque reconozco que el que ayer, creo que por primera vez, se hablara de cine español en este humilde trastero de la virtualidad, es una buena excusa para mentar la que, desde hace poco, ha pasado a ser una de mis películas favoritas.

Digo desde hace poco, porque hará cosa de tres o cuatro semanas que me enfrenté, por primera vez, al visionado de Plácido. Mis lagunas en cuanto a cine español y clásico son enormes. Aunque ya había tenido la oportunidad de ver las obras más reseñables de ese valenciano ilustrísimo que es Berlanga. En su día Bienvenido Mr. Marshall, El Verdugo o la Escopeta Nacional, que suenan como más tópicas que otras, me emocionaron y me hicieron reír a carcajadas. Pero Plácido, que calló en mis manos inesperadamente, me ha resultado tal delicia que, como imaginarán, este post estaba ya entre la carpeta de borradores. Eso sí, no esperen que les venga con el rollo de que el cine de antes era mejor, ni esas historias. No pretendo hacer ninguna comparativa con las producciones actuales. Esa no es, todavía, mi guerra. Plácido es, simple y llanamente, una pequeña obra maestra de esas que jamás muestran las arrugas que supuestamente debiera haberle impuesto el paso del tiempo.


“Siente un pobre en su mesa”. Ese es el eslogan que rezan las pancartas, carteles y pasquines que envuelven una pequeña ciudad de provincias el día de nochebuena. Un día de nochebuena cualquiera en España a finales de los cincuenta, principios de los sesenta. El tiempo dramático transcurre, por cierto, en un solo día. Las señoras y señoritas de la ciudad, con todo lo que tales apelativos denotaban en aquel entonces, han tenido la brillante idea de envolver esa mágica noche con un halo solidario. Cada familia que lo desee podrá sentar a un desarrapado (nótese el componente clasista y despectivo de la palabra pobre) en su mesa familiar y agasajarlo con una opípara cena. Todo un ejercicio de engañosa solidaridad entendido como símbolo de estatus para las familias pudientes más que como un mero acto para que cada uno limpie su conciencia. No sé que es peor. Pero se puede uno imaginar a las “señoras” comentando orgullosas la jugada en la misa del gallo. Contando lo bien que les ha comido “su pobre”, lo bien que lo ha pasado y lo fantástico que, al final, ha resultado todo.



Entre todo este lío, el bueno de Plácido tiene que pagar, justo ese día, la primera letra de su flamante motocarro. Y, además, participar con su vehículo en la cabalgata programada ex profeso como acto inaugural de la mentada campaña “Siente un pobre en su mesa”. Y, como ya habrán intuido, nuestro protagonista no es precisamente de los que esa noche va a sentar un pobre en su mesa. Más bien va a sentar a cinco o seis pobres, él incluido.

Cassen es el encargado de dar vida magistralmente a Plácido. Muchos años después le pudimos disfrutar en el papel de cura de aquel anárquico pueblo retratado por Cuerda en Amanece que no es poco, otra de las cumbres de nuestro cine, en mi opinión. Aunque me consta que ha participado en muchos más filmes, estos son los dos que recuerdo. Por cierto, que ésta fue para él su primera película. Tengo entendido que Cassen era un conocido cómico antes de pasar a la historia como Plácido. Hizo sus pinitos interpretativos en el teatro y en el circo.


Además, otra buena serie de actores se dejaban ver por las calles de esa ciudad donde Berlanga sitúa su peculiar cuento de navidad. Entre ellos destaca José Luis López Vázquez, que forma parte de la comitiva que organiza la inefable campaña. Pero también una larga serie de típicas caras del cine español de entonces. Ya saben que el cine “de aquí” siempre se ha caracterizado por repetir el mismo plantel de actores película sí, película también. Así, aparecen míticos como Amparo Soler Leal, otro valenciano ilustre Antonio Ferrandis (Chanquete siempre en nuestra memoria) o Manuel Alexandre. Éste último, por cierto, uno de mis favoritos, por ser uno de los fundadores de esa escuela de actores españoles que hoy abandera mi paisano Resines y que hace poco perdió a ese grande que era Agustín González, también éste aparece en el filme, por cierto. El mítico Manuel lleva toda una vida ahondando en un mismo papel que alcanzaría su cumbre en la sitcom cañí Los ladrones van a la oficina, donde también recordarán a Agustín. También merece una mención un secundario de secundarios. Ese clásico gallego del cine de la época, Xan das Bolas. Por no hablar del sublime Luis Ciges, también en el reparto.



Plácido también es una película histórica debido a que es la primera cuyo libreto firman a medias, el propio Berlanga y todo un grande como Rafael Azcona. Desde luego, el guión no tiene desperdicio. Como no lo tiene tampoco la genial realización del valenciano. Dentro de la aparente simplicidad de la película se esconde un trabajo magistral. Berlanga rueda como nadie escenas llenas de personajes. Es un cine de cuatro dimensiones. Puro funambulismo cinematográfico lleno de planos secuencia, con un ritmo trepidante, que se suele decir. En algunos planos confluyen hasta nueve, diez, once, doce personajes. Es una película llena de gente donde no sobra nadie, al más puro estilo camarotesco-marxista, ustedes me entienden. Y está llena de chistes, de humor incorrecto. Llena de dobles sentidos y carcajadas aseguradas. No en vano, fue nominada en 1961 a los Óscars a mejor película extranjera.



Y tampoco faltan iconos de aquella España panderetil. Desde la burguesía que organiza la campaña a los pobres, pasando por el niño cantante con gorro cordobés, el banquero, el notario y el motocarro. Ese motocarro que tan bien simboliza, a mi entender, tantas cosas que por entonces pasaban. No me hagan mucho caso, porque soy demasiado joven para valorar aquellos años. Pero uno casi se toma estas magníficas películas, poco menos, como lecciones de historia.

Si aún no conocen demasiado del cine de Berlanga pueden empezar por ésta. Plácido es un incunable, una imprescindible. Lo mismo podría decir de las mentadas al principio. Pero a mí, particularmente, ésta me ha parecido más emocionante, hilarante y desconcertante (en su acepción más positiva) que cualquier otra. En el DVD que me pillé no se dejaba de repetir la misma frase impresa “la mejor película del cine español”. Yo a tanto no puedo llegar porque no he visto todas las películas de la historia del cine español. Pero sí me parece que es muy buena.



Más allá de la crítica política, del retrato de la hipocresía burguesa, o de la infame burocracia franquista es, sin más, una fantástica cinta. Puede ser todo lo intelectual que se quiera y se le pueden buscar mil lecturas. Pero, como otras grandes películas, sirven para disfrutar, sin más, de una tarde tirado en el sofá. Por mi parte, esperaré un tiempo prudencial para revisionarla. Y, de paso, pues eso, sacar nuevas lecturas, apreciar nuevos detalles y echarme unas risas. Les ruego que me recomienden más películas de Berlanga. Por mi parte, permítanme sugerir a los programadores de La 2 que cambien de una vez la manoseada Qué Bello es Vivir de la parrilla de nochebuena. Seguramente Plácido esté tan manoseada, pero dejen que los que pasan ese día con la única compañía del televisor echen un buen rato. Cuántos suicidios se podrían evitar.

5 Comments:

At 11:12 p. m., Anonymous Anónimo said...

No lo he visto por ello no he leídoo el post. Solo una cosa, ¿me lo recomienda?

 
At 11:55 p. m., Blogger lutxo said...

Se la recomiendo encarecidamente, amigo. Yo creo que no se arrepentirá.

 
At 11:55 p. m., Blogger Antonio said...

Yo me sumo a la recomendación

 
At 2:57 p. m., Anonymous Anónimo said...

Berlanga es uno de los pocos genios genuinos de nuestro cine...!

 
At 3:41 a. m., Blogger extractodepollo said...

Esta si que es una película con espíritu navideño.

 

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