!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> inter shitty 2073: Secundarios para la historia: "Besad mi brillante culo metálico"

inter shitty 2073

El blog las verdades relativas, las reflexiones estúpidas y las referencias idiotas. Donde las cosas se aprenden desordenadamente.

11.8.05

Secundarios para la historia: "Besad mi brillante culo metálico"

Hace tiempo prometí una serie de posts que hoy da su comienzo con éste. En adelante irán apareciendo en inter shitty 2073 la lista de mis secundarios favoritos. Esos seres ficticios o reales que han puesto la guinda a tantas historias con sus salidas de tono y actitudes reprobables. Estos ninguneados, llamados despectivamente secundarios por tener menos frases que el resto, merecen un homenaje. Aquí comienza.













Han sido muchos los mexicanos que a lo largo de nuestra vida nos han regalado momentos de sana hilaridad. La mayoría de ellos los recordarán de aquella etapa en que su padre, por casualidad, sintonizó Galavisión dejando una ventana abierta a ese casposo y bizarro mundo que es la televisión mexicana. Así conoció un servidor al genial Chespirito, que encarnó felizmente en los 70 al Chavo del 8 y al Chapulín Colorado, o a luchadores de la talla del Perro Aguayo. En la gran pantalla quedarán para la memoria otros dignos enmascarados como el Santo y, para el olvido, el siempre bieninencionado y sobreazucarado Antonio Resines de aquellas latitudes, Mario Moreno, por desgracia ya saben de quien les hablo. Pero, como ya habrán deducido por el título del post, quien hoy vamos a mentar en este rinconcito de las tres uvedobles, nada tiene que ver con sus populares paisanos.














Bender, el hoy homenajeado, les saca más de mil años a todos esos iconos mexicanos de la pequeña y gran pantalla. Es un personaje, literalmente, del futuro. Un robot del año 3.000 para ser exactos y que, como ya sabrán, aparecía en la memorable sitcom norteamericana Futurama, hermana menor de The Simpsons. Aunque las dos obras maestras de Matt Groening podrían ser comparables en muchos sentidos, lo cierto es que cada una tiene su personalidad. Futurama nos traslada de la mano de Fry, un veinteañero del siglo XX criogenizado por accidente, a los albores del cuarto milenio. Pura ciencia ficción televisiva de dibujos animados con carta blanca para crear los personajes y las situaciones más locas e inverosímiles. Un producto televisivo que roza los límites impuestos por su género y que, por desgracia, sólo se mantuvo cinco temporadas en el aire. Una joya incomprendida por esos que programan sus canales buscando audiencia fácil. En fin, hablémos del homenajeado.

Bender es el mejor amigo y compañero de piso de Fry. Su encuentro, de hecho, fue de lo más romántico y prometedor. Coincidieron en la cola de una máquina de suicidio el mismo día que Fry despertó después de una siestecita de mil años. Desde entonces se vuelven inseparables. Junto a la mutante de un solo ojo, Leela, se enrolarán en la agencia de reparto espacial Planet Express, regentada por el tatarasobrino de Fry. Estos tres personajes formarán el nucleo duro de Futurama. Bender, más que secundario, es un coprotagonista. Pero no se puede discutir a Fry como personaje principal de ese loco mundo del Nueva Nueva York del año 3.000.















El bueno de Bender tiene todo lo que se le puede pedir a un robot catódico del año 3.000. Es mentiroso, vago, egocéntrico, ladrón, fumador, irónico, provocador, irreverente y un poco hijo de puta. Virtudes que comparte con otros personajes de las dos dimensiones como Herminio Bolaextra, ahora que lo pienso. Funciona literalmente con alcohol y entra en lo más parecido al estado de ebriedad humano si deja de privar. Ese espíritu viciso me cautiva particularmente. Amén de su desprecio hacia las convenciones y lo pactado como correcto y aceptable. Si Bender fuera persona y viviera en estos tiempos tan poco guasíbilis, sería uno de esos colegas que a uno le ponen constantemente en ridículo; de esos cabrones que no dejan de tocarte los cojones, pero que, aún así, quieres y respetas. Porque no te queda más remedio y poque tienen la razón de su mano, los muy cabrones.

Como ente robótico fue programado para doblar como su propio nombre indica, pero lo que realmente le va, como ya habrán deducido, es el escaqueo, la buena vida y la juerga descontrolada. Bender va a su puta bola. Como los de su condición, carece de las limitaciones físicas y psíquicas de los humanos. Es un trasto deshinibido y gamberro que irá conociendo y haciendo suya la psiqué humana a través de sus excéntricos colegas. A lo largo de sus peripecias podemos apreciar bonitos rasgos de humanidad como en su amistad con el tontolaba de Fry o arrebato de sensibilización con las tortugas. Pero el alcohol, los zubanos, las robopilinguis y la fijación por los billeteros ajenos siempre han sido sus verdaderas pasiones. No nos engañemos. Bender nunca aprenderá la lección. Y por eso también mola.














Esta conducta temeraria le ha hecho pasar felizmente por estrambóticas y desternillantes situaciones. Ha sido mafioso, esquirol, robot pingüino, adicto a la electricidad, estrella de música folk, el cocinero de hierro, dios de microcivilizaciones, estrella del culebrón robótico "Todos mis circuítos". Ha fermentado en su interior su propia marca de cerveza (fantástica maternidad), ha cambiado su sexo y, gracias a la máquina de "Relatos de interés" inventada por el anciano profesor Fansworth, hemos sabido cómo hubiera sido su existencia si se hubiera convertido en humano o si hubiera sido un robot de 100 metros de altura al más puro estilo Godzilla. Bendito trasto.

Además es un gadget en sí mismo. Posee potentes brazos extensibles, ojos multidirigibles, varias entradas de toma eléctrica y todas las comodidades de las unidades robóticas de la amigable y entrañable Compañía Robótica Mamá. Cualquier parte de su cuerpo puede, en un momento dado, servir como batidora, martillo, balón de fútbol, abrebotellas... El interior de su torso, ustedes podrán apreciar la puerta en las imágenes, puede también servir como horno, nevera o jaula para pájaros, yo que sé. Su cuerpo es desmontable y sólo con aplicársele el software indicado es capaz de hablar idiomas extraterrestres y animales. En fin, todo lo que se podría esperar de una máquina bien engrasada del siglo XXX. Todo lo que ustedes o los guionistas de la serie fueran capaz de imaginar. Bender es, como la propia teleserie que le da cabida, un todo vale constante. Y es por eso que es tan imprescindible. Hace suyas todas las virtudes de la serie.

















Quizá si Futurama hubiera continuado unos cuantos años más en antena, Bender hubiera podido matar a todos los humanos menos a Fry y así hacer su más intimo sueño realidad. Quién sabe. Quizá podría haber encontrado el amor verdadero con alguna robopilingui, aunque no lo imagino sentando la cabeza. Bender es de esos personajes que pronto se ganó un rinconcito en el corazón de muchos. Cuando fueron llegando a mi casa las temporadas de Futurama para ser degustadas a cualquier hora, redescubrimos una serie que Antena 3 maltrató, como es habitual. Recuerdo las conversaciones. "¿Has visto éste? Es muy bueno. Bender sale mucho". Y así es. Cada aparición en la pantalla es una carcajada llena de mala hostia, como a mí me gusta. Quizá por eso algunos opinan que no es una buena influencia y que debería estar prohibido en televisión... Capullos.


2 Comments:

At 4:31 p. m., Blogger Tretolari said...

Me encanta la radiografia a este personaje tan odiado por unos y tan amado por la mayoria restante.
Este post quiero que se convierta en un voto para erigir a Bender B. Rodriguez al estatus que merece y no es otro que el verdadero protagonista de Futurama.

Pringaos!

 
At 5:26 p. m., Blogger lutxo said...

tretolari, solo puedo decir que usted habla en nombre de todos. Le quiero... a usted, me refiero. Aunque a Bender también. Un abrazo, hostia!!

 

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