Después de una semana blanca en
inter shitty 2073 como las del instituto, he aquí una merecida revisión en cinco puntos a
Shaun of the dead, la última gran película británica.
La historia

Shaun es un hombre atrapado en una rutina socialmente impropia para alguien de sus circunstancias. Con la treintena ya cumplida, o a la vuelta de la esquina, nuestro protagonista gana el pan como dependiente de una tienda de electrónica, uno de esos curros que uno jura que son temporales y que con el tiempo se acaban convirtiendo en una "tumba profesional", o como ustedes lo quieran llamar. Su ocio se basa mayormente en reuniones al calor de una tonelada de vasos de pinta vacíos en su pub local, el Winchester, con la inseparable compañía de Ed, su mejor colega.
Liz, la chica con la que lleva saliendo tres años y a la que todavía no ha presentado a su madre, le lanza un ultimatum. Algo tiene que cambiar en su relación, ella no está dispuesta a aguantar otra tarde de alcoholismo en ese antro de mala muerte con el canalla de Ed y el resto de parroquianos perdedores que cada día se dan cita en el Winchester. Su compañero de piso le lanza otro, Ed se tiene que marchar de casa. El muy holgazán se pasa el día jugando a la play, fumando y trapicheando, como si todavía tuviera 18 años. La madurez llama a la puerta de Shaun, y por si fuera poco, tiene a su madre completamente desatendida y a su padrastro venga a tocarle los cojones. Shaun es, pues, un tipo gris, sin motivación. Una más de todas esas personas ojerosas y pálidas que se encuentran en las calles o los autobuses urbanos, como medio muertas, con la existencia a rastras, cada mañana a la hora de trabajar. Esa gente que actua más por frío automatismo que por sentido común.

Como ustedes ya saben, o esperan, todo cambia para Shaun el día en que una horda de no muertos siembran el pánico en la ciudad, ávidos de vísceras y sangre humanas. Con una especie de armaggedon sobrevolando la tierra, el bueno de Shaun se propone poner remedio a tan terrible situación con un bate de cricket en la mano, un elaboradísimo plan en la cabeza y su inseparable Ed. El objetivo es simple. Reunir a sus seres queridos y ponerlos a salvo en el Winchester. Y, entre tanto, aplastar tantas cabezas de esos cabrones como sean necesarias.
El título 

Con los que se ganan la vida poniendo títulos a películas extranjeras, me pasa como con los monarcas. No sé hasta que punto merecería la pena deshacernos de ellos. Cierto es que algunas de sus cagadas han dado la vuelta al mundo. Pero no dejan de ser un elemento que despierta el odio y la mofa. O bien te puedes reir de que en España, Shaun of the dead se traduzca como
Zombies Party, o bien te entran ganas de salir a la calle a ajustar cuentas al más puro estilo
Harry el Sucio. En ambos sentidos, el caso es que esta criticada figura ejerce como elemento de unión entre cinéfilos con un mínimo de sentido común. Como cuando
Bart Simpson corta la cabeza a la estatua de
Jebbediah Springfield y todo el pueblo se lanza a la calle, antorcha y rastrillo en mano, a la caza del profanador. A veces uno no se da cuenta de lo que importan ciertas cosas hasta que alguien, haciendo alarde de su ignorancia y desinterés, se mea, literalmente, sobre ellas.

Lo del título, en fin, es a todas luces imperdonable. Se carga el homenaje a la película de
Romero y encima se pasa por el forro el fantástico guiño de guión, no menos homenaje al género zombie en general, de no querer mentar tal palabra que empieza con zeta a la hora de definir a los no muertos. A la altura del vergonzoso
Olvidate de mí y otras traducciones nacionales del estilo.
Los zom... quiero decir, los muertos vivientes
A parte de un par de títulos clásicos, el que esto escribe es un ignorante enciclopédico del género zombie y, por extensión, de gran parte del cine de serie b. Aunque no por ello uno deja de conocer la importancia de la figura del zombie dentro de la mitología popular. Ese infraser que, como si de un sectario opusdeisiano yonqui se tratara, intenta, a base de mordiscos, convertir a la población mundial en un rebaño de imbéciles condenados al sinsentido de la no vida eterna. Para completar este punto os dejo
este post, mucho más aclarador y documentado, extraído de
los archivos del Dr. Benway, en el que se hace una concisa explicación de lo que es y no es un muerto viviente.
La ParodiaShaun of the dead es algo más que una parodia de la típica película de zombies. De hecho, en el fondo, es una genuina película de zombies. Pero no otra película de muertos vivientes al uso, ni un pastiche comercial hollywoodiense con un montón de cameos y humor de tercero de EGB. Shaun of the dead se vale de un montón de referencias y homenajes del género zombie para hacerse con una personalidad propia dentro del mismo.
El apocalipsis que se nos presenta en Shaun of the dead tiene más de humorístico e ingenioso que de terrorífico. Al fin y al cabo, su protagonista es un pobre hombre reconvertido en héroe. Incapaz de hacer frente a la madurez, pero más que diestro a la hora de dar su merecido a una panda de no muertos ávidos de nuevos cerebros que llevarse al estómago. Como si uno pudiera encontrar su razón de ser el día en que la tierra y sus habitantes parece estar sucumbiendo a un grupo de caníbales descerebrados de sangre, literalmente, helada.
Quizá una de las claves sea el sentido del humor (muy negro e inglés, si es que ambos no son la misma cosa) que la cinta despliega. Aprovecha las claves del género para mofarse de las pelis de muertos vivientes, las renueva y se acaba descojonando de sí misma. Porque a ver quien es el listo que dice que ésta no es un genuino filme zombie. Aunque no menos destacable es la visión acerca de como la sociedad actual, con su reflejo en la televisión, hace caja del fenómeno zombie, como lo convierte en un tema más de los que cada día aparecen en la caja tonta. Los que hayan visto la película me entenderán. A los que no, no me atrevería darles más detalles.
Ya puestos, no me gustaría que quedara en el tintero este homenaje al
Western con la elección del nombre del pub preferido de Shaun y Ed. Ahí dentro, por si no se lo imaginan hay uno de
estos.

Por cierto, el trabajo del director y coguionista
Edgar Wright y del fantástico casting, encabezado
Simon Pegg, que da vida a Shaun y es a la vez coguionista de la cinta, hacen todo esto posible. Que si no lo digo ahora, luego se me olvida. Ellos son, por cierto, los responsables de la telecomedia británica
Spaced, de la cual no puedo dar muchos detalles porque nunca la he visto.
El DVDDespués de mucho oir hablar sobre la película, la encontré este verano en un videoclub de la ya extinta macrocadena
Blockbuster, detalle que no mencionaría si no fuera por el simpático fin de esta entidad del entretenimiento doméstico. En España, por lo visto, esta joya no pudo ser degustada en pantalla grande. En fin, ya saben como funcionan estas cosas.

El DVD, en fin, es de lo más jugoso. Con un montón de extras que sirven de postre exquisito después de degustar el banquete de casquería gore. A parte de los típicos extractos making off, escenas que se quedar con en la sala de montaje, comentario de actores y director hay un par de joyas que completan esa renovada forma de parodiar que se mentaba en el punto anterior. A destacar los hilarantes
Plot Holes, una especie de explicación de alguna de las elipsis de Shaun of the dead en formato cómic, cortesía de
Óscar Wright (¿hermano del director?), tapando agujeros o algo así. Ustedes mismos lo tienen que ver.